La abeja fósil más antigua que se conoce fue encontrada en Birmania —en ámbar—, en 2006. Pertenece
al periodo Cretácico temprano, y sus características físicas son muy primitivas, siendo en ciertos
rasgos similares a las avispas. Su datación es de aproximadamente 100 millones de años. Las abejas
aparecen a finales de la era terciaria, hace unos 150 millones de años, por lo que se deduce que
son anteriores a la aparición del hombre.
La miel es un producto utilizado por el hombre desde épocas muy remotas. Es tan
antiguo como natural, fruto de la inmemorial labor de las abejas, y además, a pesar de todos los
avances actuales, no se ha podido fabricar artificialmente.
El hombre primitivo domesticó pronto las abejas salvajes, para aprovechar su
nutriente de una manera controlada, recolectando la
miel
que encontraba en los huecos de los árboles o en cuevas de las rocas. Probablemente aprendieron
pronto a aprovechar este nutritivo alimento de forma programada y selectiva, esperando los tiempos
necesarios de maduración del producto. En la Cueva de la Araña, —Bicorp, Valencia— pinturas
rupestres del periodo Mesolítico muestran escenas de trabajos de recogida de miel por el hombre,
datadas aproximadamente 6.000 años a. de C. Esta cueva es Patrimonio Cultural de la Humanidad por
la UNESCO desde 1998. También las cuevas de las Montañas, en Drakensberg, —Natal, Sudáfrica—
contienen motivos pictóricos muy similares. Es en el Neolítico cuando el hombre descubrió las
técnicas de control de las abejas y sus enjambres. El hombre pasó de depredador de colmenas, lo que
suponía que a la larga las colonias se perdieran, a recolector y agricultor asentado en un
emplazamiento concreto lo que dio origen al inicio de la
historia de la apicultura.
Se valía de los huecos de los árboles, o su corteza, como el corcho de los alcornoques, o incluso
de vasijas de barro —se han datado desde hace más de 5000 años— como
colmenas,
utilizando fuego y humo para facilitar la recogida, en una actividad más o menos azarosa, que ha
evolucionado mucho hasta llegar a nuestros días, en que existe una explotación intensiva y
especializada de las abejas. Se produce entonces el cuidado estable de los colmenares, la
observación continua de la vida de las abejas, la búsqueda y descubrimiento de nuevas técnicas,
fabricación de herramientas y útiles adecuados, y todo esto llevará a incrementar la producción de
los colmenares.
La miel ha sido utilizada por todas las civilizaciones a lo largo de la
historia: Egipto, la sociedad greco-romana, los árabes, como parte importante de la dieta y la
cultura del hombre, y muy asiduamente como medicina. Como edulcorante mantuvo su hegemonía hasta el
siglo XX, cuando se produjo la comercialización a gran escala del azúcar. Pero esto no supuso en
ningún momento la interrupción de la apicultura. En el antiguo Egipto la miel se usaba como colirio
y para desinfectar heridas.
En las sociedades más adelantadas de todas las épocas se han hallado vestigios
de la cultura y explotación controlada de los apiarios o colmenares. Era común entre griegos y
romanos acuñar monedas en las que aparecía una abeja. La inteligencia, laboriosidad, instinto y
costumbres de estos maravillosos insectos hizo que fueran objeto de culto. Los egipcios usaron las
abejas
como emblema sagrado y es un motivo recurrente en objetos de orfebrería. También se han encontrado
pinturas que representan las abejas en tumbas y templos. Virgilio describe detalladamente su
organización y costumbres en uno de los cuatro libros de las Geórgicas. También Plinio y
Aristófanes escribieron sobre ellas. En España los primeros escritos sobre
apicultura
datan de 1.100 a. de C. en plena cultura de los tartesos, en Andalucía. Posteriormente, los árabes
mantuvieron esta cultura apícola y le otorgaron gran importancia. Y fue Alfonso X el que realizó
las primeras ordenanzas sobre apicultura. Hasta el s. XVII la apicultura es tradicional, pero a
partir de aquí, merced a los conocimientos y el estudio de la biología de las abejas se avanza
hacia la apicultura técnica.
La edad moderna de la apicultura se inicia con la creación de
panales
y cuadros móviles, extractores mecánicos y la cera estampada. La definición de la moderna
apicultura sería la ciencia aplicada al estudio de la abeja melífera, y los beneficios económicos
que resultan de la aplicación de la tecnología. En la actualidad se distinguen dos tipos de
apicultura: apicultura sedentaria, en la que la localización de la colmena es fija y
necesita aporte artificial de alimento para las abejas, y apicultura trashumante, en la que se va
cambiando la ubicación de la colmena buscando las mejores localizaciones de flora y clima para
optimizar la producción.
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